Entrevista a...

Roberto Matta 1911-2002

El “último de los surrealistas” y quizá más reconocido en el resto del mundo que en su patria. Lo que hace Matta es tomar la realidad, pensarla y convertir una pintura o escultura en un grito urgente sobre la vida, la historia y su tiempo. Comprometido desde joven con la gente y su realidad, lo que quiere es cambiarla y de alguna forma su arte está dedicado a la recuperación de lo latinoamericano como expresión de valor universal, que para muchos, es un signo de lo que se podría llamar una filosofía del arte, área que a Matta no le era ajena.


Pablo Román, Periodista Lanet S.A.



Es en la respuesta espontánea donde encontramos su idea del arte, su humor y su alto sentido de lo humano:


–Aló, ¿maestro?

–No me llame así, que me recuerda a mis profesores de matemáticas, además yo nunca he podido enseñar nada.



–Bueno, lo llamaré, Roberto.

–Roberto no, por favor, es un nombre de cura.



–Sebastian, entonces...

–Tampoco, no soy un Festival.



–Matta, cuánto tiempo lo hemos buscado...

–No me llame Matta, se lo ruego, así me llaman los críticos, esos personajes de ojos redondos como halcones que me quieren convertir en algo que yo no entiendo…


****

–Usted es un artista de nacimientos, su pintura transmite el caos del origen, la violencia inaugural...


“–No puedo decir nada de mi pintura, porque el arte en general no me interesa. Creo que el hombre es un ser insignificante y pretencioso. Nada he pintado todavía que se pueda comparar con una hoja, con una bacteria. La pintura sólo tiene importancia para los críticos y para los mercaderes del arte, para los millonarios que la ostentan en sus salas. “Nosotros debemos crear el verbo americar y conjugarlo hasta el hastío. Yo americo, tú americas. Sería como respirar nuestras flores, ver el colorido de nuestras selvas, sentir el fluir de nuestros ríos, la erupción de los volcanes...”



–¿Cómo fue su vínculo con los surrealistas?


“–Fue una relación amorosa: los quería asesinar. Recuerdo a Magritte como mi primer amigo verdadero en ese grupo. Una tarde Dalí me envió con mis dibujos a una galería y fui ingenuamente sin saber que su director era André Breton; todavía me avergüenzo de esa perversa jugada de Salvador. Imagínese, yo llegué como un idiota donde ese poeta deslumbrante con mis precarios trabajos bajo el brazo. Él estaba empeñado en darle respiración boca a boca al arte aletargado, asfixiado, era un ser ejemplar. Cuando me invitó en 1937 a participar en ese Movimiento acepté inmediatamente y estuve con ellos hasta que una década más tarde el mismo Breton me excomulgó.”



–Su pintura fue fundamental para el desarrollo de la plástica del siglo XX, sin embargo usted siempre se ha burlado de esto...


“–He comenzado a desconfiar de mi obra desde cuando la empezaron a poner en las enciclopedias. Los museos generalmente cuelgan el arte domesticado, domeñado. Yo siempre he hablado de la libertad de la conciencia, de la sabiduría... Los profesores tratan de interpretarme, pretenden saber qué busco con mi pintura, pero lo único que quiero es ser parte de la mirada de algún extraviado, de alguien que se siente más solo que Adán...”



–Bueno, pero no se ensañe conmigo –dije y al escuchar su risa supe que podía seguir conversando: Usted alguna vez afirmó que sólo el verdadero arte es capaz de salvarnos...


“–Un artista es una ventana, muestra lo que está detrás de las cuatro paredes, es como el cuadro que cuelga un preso para poder huir. Tal vez por esto pinto, intento aniquilar los muros con la idea de que alguien cautivo o afligido pueda volar. Nunca me ha interesado el reconocimiento y muchas veces he dicho que prefiero trabajar como artista póstumo. En Chile me quieren convertir en Gabriela Mistral y en muchas partes del mundo pretenden volverme un pintor famoso, petrificado; desean que mi imaginación se congele y que repita fórmulas o realice cuadros que la crítica pueda comprender; por eso siempre me distancio.”



–A usted lo consideran un artista comprometido ¿Fue militante del partido comunista?


“–Para decir verdad, sólo he sido militante del surrealismo y eso sin llegar nunca a lo dogmático... Jamás creí en el l'engagement o compromiso político, e incluso en Cuba he hablado varias veces de la poética de la revolución, de la formación de un nuevo hombre. Los movimientos y partidos a los que alguna vez he pertenecido de manera quizá sesgada, han entendido muy pronto que prestaba un mejor servicio estando afuera y optaron por expulsarme “.



–Es conocida su fuerte relación con la poesía y su defensa de lo irracional...


“–Es parte de mi compromiso radical con el instinto. Aún no hemos creado al artista esencial y mucho menos al verdadero hombre. El primitivo respondía por asociaciones mágicas, poéticas, intuitivas... La poesía fue la ciencia en el pasado y tenemos la opción de que la ciencia sea la poesía del futuro, y que se fusionen. Ella es el l -bas, el último peldaño, es una reveladora de signos. Si yo siembro en mi interior el dolor, la locura, la destrucción, el amor, como lo hace el poeta, puedo percibir cosas que cotidianamente están ocultas, develar lo que se esconde para la mirada convencional, extraer la luz subterránea. De todo lo que conozco, sé que es la poesía nuestra última oportunidad de supervivencia.”


Entrevista realizada por Amparo Osorio y Gonzalo Márquez. Roma, 1991



“Un cuadro no es un lienzo en la pared, es el impacto que atina al blanco de tu mente”.


Entrevista con Peter de Francia, Hayward Gallery, Londres, 1977




El Verbo América

Sí la palabra verbo es conjugar los jugos de tiempo, el verbo América es la historia y los juegos que allí se enjuagan entre el Mediterraneo y lo que la Europa llama América. El verbo América es conjugar participios pasados con presentes condicionales, es reorganimar todos los pretéritos de las cuentas, cuentos, de indios del Mediterráneo con, los indígenas de América y del Pacífico; es poner bien los dedos en lo que los une, en vez de -preciarse con megatónicas megalomanías.
El verbo América es estrujar la cultura tradicional del Mediterráneo con un probable arte nacional de América.
Todo esto es todavía , una arriesgada convicción,
un proceso de construcción,
una concentrada ficción,
un aparato de recuerdos,
un tormento mítico,
un matrilmonío, cósmico
un mundo tan reciente que parece
escondrijo,
una búsqueda de tierras prometidas
una gana que carece de nombre
una amenaza de pecado,
un catálogo de nudos
o una recreación circular como un puente de tierra.
No importa! lo que parece, pero funda y difunda apareceres.
Que se descubran, que se vean sin trapos los unos en los
Otros.
El verbo América, es búsqueda de acontecimientos que no se cuentan en el cuento. Porque el lago de logos que es el Mediterráneo será el lago del Pacífico, el lago global.

Roberto Matta, El Verbo América (extracto), 1983. Disponible en: http://www.museum.oas.org/permanent/surrealism/matta/writings_by.html

"Hay cosas que no se ven y son importantes, como el funcionamiento del pensamiento o la misma tierra. Se han inventado astucias para concebir estas realidades. Mi pintura propone una "humana mente" y parte también de la metamorfosis del tiempo en que yo he vívido, como las guerras de Vietnam y Argelia, el asesinato de Allende, como si fuera un testigo, un corresponsal".

“El pintor es el que sabe ver otras cosas, el que despierta el verbo ver".


Aparecido en El País, España, octubre de 1983




¿Cómo hace usted su pintura?


Empiezo manchando la tela. Y en cada mancha busco algo, algo no conocido, no visto, algo nuevo para mí, desconocido. Y trabajo hasta que eso se hace aún más desconocido. La lección de Leonardo, nada más: "Yo no diseño caballos, los veo en la mancha que he hecho". En cierto modo, disparar y después mirar, como pretendía hacerlo Pancho Villa.



¿Es éste un tema fijo en su obra?


El hombre, siempre el hombre. El hombre siempre lo mismo, lo único que varía es su carga emocional y el lugar donde vive. Todo es un autoretrato, incluso, cuando se pinta una coliflor. El hombre es muy vegetal”.




¿A quién piensa que se asemeja usted en cuanto a personalidad en pintura?


No lo sé, pero creo que soy como Chaplin.



Y como hombre ¿Cuál es su característica principal?


¡Ah! En este sentido no tengo ninguna duda soy un inocente.



Y en política ¿dónde puede situarse?


En verdad soy de izquierda, pero en el seno de la izquierda, estoy siempre más a la izquierda de aquellos que son simplemente de izquierda.



¿Es por lo tanto un revolucionario?


¡Evidentemente! El arte es revolución.


Entrevista realizada en 1961. tomada de www.universidaddesantiago.cl

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